LA IDEA
DE UN ESPACIO SUPERIOR
Por:
Ouspensky
LA
CUARTA DIMENSIÓN………
La idea
de la cuarta dimensión surgió
del supuesto de que, además de las tres dimensiones conocidas por nuestra
geometría, existe una cuarta.
Inaccesible
y desconocida para nosotros por alguna razón, o sea, que además de las tres
perpendiculares que conocemos es posible una cuarta perpendicular misteriosa.
En la
práctica, este supuesto se basa en la consideración de que el mundo contiene
muchas cosas y fenómenos acerca de cuya existencia
real no puede haber duda, pero que trascienden cabalmente la medición en
largo, ancho y alto, y están, por decirlo así, fuera del espacio
tridimensional.
Podemos
tomar como realmente existente aquello
que produce cierta acción, tiene ciertas funciones, representa la causa de algo
más.
Lo que
no existe no puede producir
acción alguna, no tiene función, no puede ser causa.
Pero
hay diferentes géneros de existencia.
Está la
existencia física, reconocida por acciones y funciones de cierta índole; y está
la existencia metafísica, reconocida por sus acciones y funciones.
Una
cosa existe, y la idea del bien y del
mal existe.
Pero no
existen en el mismo sentido.
Un
mismo método de demostración de la existencia no puede servir para demostrar la
existencia de una casa y la existencia de una idea.
UNA
IDEA………
Una
casa es un hecho físico, una
idea es un hecho metafísico.
Los
hechos tanto físicos como metafísicos existen,
pero existen de modo diferente.
A fin
de demostrar la idea de la división del bien y del mal — o sea, un hecho
metafísico— deberá demostrarse su posibilidad.
Esto
será suficiente.
Pero si
demuestro que una casa, o sea un hecho físico, puede existir, de ningún modo eso significa que realmente
exista.
Demostrar
que un hombre puede poseer una casa no es prueba de que realmente la posea.
Además,
nuestra relación con una idea y con una casa es muy diferente.
Por
medio de cierto esfuerzo, puede destruirse una casa: la puede incendiar o
demoler.
La casa
cesará de existir.
Pero
trátese de destruir mediante esfuerzo una idea.
Cuanto
más se luche contra ella, cuanto más se la discuta, refute y ridiculice, esa
idea más crecerá, se difundirá y cobrará fuerza.
Por
otro lado, el silencio, el olvido, el no-hacer,
la "no resistencia" aniquilarán, o en todo caso debilitarán
esa idea.
Pero el
silencio, el olvido no perjudicarán a una casa ni a una piedra.
Está
claro que la existencia de una casa y la existencia de una idea son existencias
diferentes.
Sabemos
muchísimo de existencias diferentes de
ese tipo.
Un
libro existe y el contenido de un libro existe.
Las
notas existen, y la música que éstas
contienen existe.
Una moneda existe y el valor de compra de una moneda existe.
Una palabra existe y la energía contenida en ella existe.
Por un
lado, vemos una serie de hechos
físicos; por el otro, una serie de hechos metafísicos.
Hay
hechos del primer género y hechos del segundo género; ambos existen, pero
existen de modo diferente.
Desde
el corriente punto de vista positivista parecerá muy ingenuo hablar del valor de compra de una moneda
separadamente de ésta; de la energía
de una palabra separadamente de
ésta; del contenido de un libro separadamente
de éste, y así sucesivamente.
Todos
sabemos que ésta es sólo
"una manera de hablar", que en realidad el valor de compra, la energía de una palabra, el contenido de un libro, no tienen
existencia; son sólo conceptos por medio de los cuales designamos una serie de fenómenos de algún modo
conectados con la moneda, la palabra
y el libro, pero en realidad muy separados de ellos.
¿Pero
esto es así?
Decidimos
no aceptar nada como datos y, en consecuencia, no debemos rechazar nada como datos.
En las
cosas no sólo vemos un aspecto externo sino también un contenido interno.
Sabemos
que este contenido interno constituye una parte inalienable de las cosas,
habitualmente su esencia principal.
Y muy
naturalmente nos preguntamos dónde está y qué representa.
Vemos
que este contenido interior no está en nuestro espacio.
LA IDEA
DE UN ESPACIO SUPERIOR………
De modo
que concebimos la idea de un "espacio superior", que posee más
dimensiones que el nuestro.
Nuestro
espacio llega a ser entonces parte de un espacio superior, por decirlo así, o
sea, empezamos a suponer que conocemos, sentimos y medimos sólo una parte del
espacio, la parte que es medible en largo, ancho y alto.
Ouspensky

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